La complicada escena que ya pintaba hace unos años el boom de la economía digital en cuanto a la inclusión laboral de las mujeres se ha visto agravada por los efectos de la pandemia de Covid-19, que ha llevado a la automatización y el uso de las tecnologías a mayores escalas que a su vez abren nuevas brechas de género.
América Latina ha visto un retroceso de casi dos décadas en los niveles de participación laboral de las mujeres a raíz de la aparición del Covid-19, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Mientras que alrededor de 25 millones de mujeres en la región se encontraban desempleadas hasta marzo del año pasado, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La directora gerenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, dijo en febrero que es prioritario prestar atención a la tendencia de los nuevos empleos y su impacto en las mujeres para desarrollar un mercado equilibrado, considerando que su tasa de participación en el campo laboral es 20% menor a la de los hombres a nivel mundial.
Y es que la creación de empleos ha girado exponencialmente en torno a la economía digital, lo que ha dejado de lado a los sectores en los que las mujeres tienen mayor presencia, ocasionando una especial dificultad para que logren reinsertarse en la fuerza laboral.
Las trabajadoras con menores niveles de educación y de 40 años o más, y que por tradición han dependido de puestos administrativos, servicios, hotelería y ventas, son las que sufren un impacto desproporcionado, ya que sus tareas tienden a ser más propensas a la automatización, según el FMI.
Un 56,9% de las mujeres en América Latina y un 54,3% en el Caribe están ligadas a sectores en los que se prevé un mayor efecto negativo, según Cepal.
“Trasladar a la gente de aquí para allá requiere de grandes habilidades y, no estamos viendo programas que impulsen estas habilidades en los países más afectados” — Kristalina Georgieva
Falta de habilidades digitales para prosperar
Frente a las brechas, estereotipos, roles y limitantes, de acuerdo con una investigación del FMI, “las mujeres parecen estar menos dotadas de algunas de las habilidades necesarias para prosperar en la era digital”. Dadas las tareas que realizan, se estima que 180 millones de empleos de mujeres a nivel global tienen un alto riesgo de ser eliminados en los próximos 20 años.
En la región, las mujeres representan entre el 30% y el 35% de los graduados de las “carreras del futuro” de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), destacadas como el motor del desarrollo sostenible, de acuerdo con ONU Mujeres y Unesco. Pero en la transición hacia el mercado laboral, menos del 30% de los investigadores son mujeres.
La subrepresentación de mayor impacto se observa en el área de las tecnologías e ingeniería a nivel mundial, donde solo una de cada cinco profesionistas de TIC son mujeres, representan el 28% de profesionales de ingeniería y solo ocupan el 22% y 12% de la fuerza en las disciplinas de inteligencia artificial y aprendizaje automatizado, respectivamente.
Para 2050, se estima el 75% de los puestos de trabajo van a necesitar habilidades STEM. María Noel Vaeza, directora regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, puntualiza a Bloomberg Línea otro factor negativo:
“Muchas de las mujeres no fueron capaces de trabajar remotamente porque no tenían acceso a internet o porque el costo de tenerlo (dispositivos y servicio) resultaba muy oneroso. En América Latina, aún 70 millones de mujeres siguen sin usar internet móvil”
Al ritmo actual, la paridad se alcanzaría hasta 2100, dijo por su parte a EFE, Magdalena Furtado, directora de Programas de ONU Mujeres Uruguay. Estos números hacen evidente la necesidad de que los gobiernos se focalicen en diseñar políticas que fortalezcan la alfabetización digital con perspectiva de género, que empoderen a las mujeres frente al cambiante panorama laboral proporcionando competencias para atacar la brecha digital de género y facilitar la transición de las trabajadoras afectadas.
A continuación, dos organizaciones que contribuyen a cerrar la brecha en el sector:
Chicas en Tecnología
Basada en Argentina, comenzó a operar en 2015 y, actualmente tiene alcance en más de cinco países de la región trabajando en la incorporación y acompañamiento de mujeres en el sector bajo un enfoque social, para transformar a usuarias en creadoras.
Al momento de su nacimiento, Chicas En Tecnología (CET) también se hizo cargo de la construcción de algunas de las primeras evidencias que dieron cuenta de las brechas que existían y persisten, relata Paula Coto, directora ejecutiva de CET, para Bloomberg Línea.
Actualmente, CET ofrece programas, talleres, webinars y espacios de innovación -todos gratuitos-, para mujeres de entre 13 y 23 años, basados en lenguaje de programación, experiencia de usuario, análisis de datos y pensamiento computacional, así como emprendimiento y motivación.
El móvil de CET a partir de estos planes, que pueden complementarse unos con otros a lo largo de los meses, es que las estudiantes desarrollen una solución tecnológica frente a una problemática en su comunidad.
“Eso nos da una mirada de cómo piensan la tecnología que busca construir espacios más equitativos con mejores oportunidades de desarrollo y con un propósito más social que la tecnología que usamos en general no tiene. Son ellas las que ponen esta perspectiva en la mesa”, comparte Coto.
La directora de CET explicó que un factor que no se comunica es el hecho de que la tecnología está creada principalmente por hombres: “Eso también hace que las mujeres sean apartadas del ecosistema, solo para dar una idea, el 94% de las aplicaciones que usamos está creada por una mirada masculina”.
Alrededor de 11.000 mujeres se han visto beneficiadas de las actividades de CET desde sus inicios, lo que se ha reflejado en la creación de 1.100 soluciones, de las cuales una gran parte se alinean con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
“El proceso de virtualización también fue el momento más oportuno de demostrarles la oportunidad que tienen dentro del mercado (digital) que abre más las puertas y cómo ellas también son posibles profesionales a incorporarse”. — Paula Coto
Uno de los factores que es foco principal de CET es que en los niveles educativos avanzados no existe conocimiento de modelos o referentes de mujeres en estas áreas, por lo que las mujeres jóvenes no pueden elegir recorridos que no les son cercanos o que no conocen.
“Nuestras propuestas terminan dando sus frutos en el momento en que ellas comienzan a tener su proyección profesional y laboral dentro (de STEM)”.
Cerca del 90% de las chicas que transitan por CET vuelcan su interés en la tecnología. La organización también ofrece un espacio de prácticas laborales, lo que se vincula con su portal de empleo para que las egresadas se conecten directamente con 30 empresas contratantes.
Este año, compartió Coto, CET lanzará su primer programa de mentoría de mujeres jóvenes que ya laboran dentro de la industria.
Laboratoria
Fundada hace ocho años en Perú, Laboratoria está focalizada en formar a mujeres de bajos recursos como programadoras con miras a fortalecer su inserción en la creciente economía digital latinoamericana.
Laboratoria, con una presencia que va de Chile a México atravesando Colombia y Brasil, tiene 2.400 egresadas con un porcentaje de empleabilidad del 85%, y un incremento de casi tres veces más en el promedio de ingresos de aquellas que se gradúan.
“Las mujeres merecen estar en el sector que hoy por hoy ofrece las mejores oportunidades y nos alineamos a revertir la desigualdad del acceso a empleos de calidad” — Ofelia Reyes
La organización inició como una agencia de desarrollo de software, compartió Reyes, pero “la y los fundadores se topan con la necesidad de diversificar sus equipos, y se dan cuenta de que era muy difícil tener a mujeres postulando, entonces cambió de giro para pasar a desarrollar oportunidades”.
Su proyecto se basa en un bootcamp (entrenamiento) intensivo de seis meses enfocado en el desarrollo web y experiencia de usuario, además de talleres y mentorías dirigidos a mujeres de 18 años en adelante. Las egresadas retribuyen, una vez que logran un empleo en tecnología, entre el 30 y 50% de la inversión que realiza Laboratoria para el entrenamiento.
“Buscamos que en poco tiempo puedan desarrollar las habilidades necesarias para comenzar la carrera (en su caso), es el aprender a aprender. Desarrollar lo demandado hoy en el mercado y fluir transversalmente con habilidades de liderazgo, negociación y solución de problemas”, sostiene la portavoz de Laboratoria. “El modelo está pensado en que sea una simulación del trabajo para que al egresar puedan sentir que continúan en un espacio similar”.
Debido a la pandemia, los bootcamps pasaron a ser remotos, lo que permitió que más mujeres pudieran integrarse. “Ahora nos estamos acercando a pensar en un bootcamp donde haya mujeres de diferentes países”.
En 2021, egresaron 407 mujeres y el 81% empezó a trabajar en tecnología en los seis meses posteriores a su egreso con un salario mensual promedio de US$1.000.
“Nos llena de orgullo que a veces nuestras egresadas se convierten en la primera mujer en los equipos de tecnología de las empresas, y alrededor del 30% hoy ocupa un puesto de liderazgo”, dijo la también abogada que compartió una experiencia en particular: En la generación 10 en México, tuvimos una estudiante que cumplió 50 años en el transcurso del programa y hoy es desarrolladora web en el equipo de Clip.
“Esta también es otra forma de desafiar el status quo de que se piensa culturalmente que a cierta edad, sobre todo una mujer, deja de ser productiva”
Laboratoria está vinculada con 950 empresas contratantes, entre las que se encuentran Avanade, Bradesco, Ecomsur, Walmart, AstraZeneca, Citigroup, IBM y Konecta.
“Soñamos con una América Latina en la que las mujeres ya no sean las más afectadas por cada crisis debido a las desigualdades. Queremos ver economías en las que los beneficios de los sectores en auge, como el de la tecnología, se repartan equitativamente. Una región donde ninguna mujer se quede atrás”, fragmento que se desprende del mensaje de la CEO, Mariana Costa, en la presentación de un reciente reporte.