Como Laboratoria, solemos tener la suerte de trabajar con todo tipo de organizaciones. Algunas más chicas, otras más grandes, tanto de sectores privados como públicos, todas con un pool muy variado de usuarios, clientes y talento. Siempre hemos creído que hay algo que todas tienen en común: la cultura como el eje central de su operación y éxito.
Por eso, a lo largo de nuestros 2 años de aprendizaje como aliados de estas organizaciones, nos dimos cuenta que la gran mayoría parecía tener otro factor en común: sufrían de lo mismo. Contaban con silos, burocracia, procesos largos que nunca habían sido cuestionados, mucho trabajo operativo y sobretodo, talento desperdiciado. Además, dentro de todos estos pains, algo se replicaba como el trasfondo de todos los casos: las personas y sus formas de trabajo. Porque claro, una cultura está formada por su gente, y esa gente forma la cultura a través de sus hábitos. Entonces, nos empezamos a preguntar ¿qué pasaría si trabajamos equipo por equipo, empezando por las personas, tratando de cambiar esos comportamientos?
Es en ese momento es que nos dimos cuenta que teníamos una herramienta a nuestro favor. Esa era el know-how increíble que habíamos adquirido con el trabajo que veníamos haciendo con nuestras estudiantes y egresadas del Bootcamp. Todo el tiempo nos habíamos enfocado en desarrollar y potenciar las habilidades socio-emocionales que les iban a permitir aprender continuamente y mantenerse vigentes. Así que, ¿por qué no tratar de llevar eso a las personas dentro de las organizaciones?
Ha sido un camino largo y duro, sobre todo el poder transmitir este pequeño “AHA moment” a las organizaciones. Aún más, en la era de la especialización en la que vivimos, en donde todxs están enfocados en aprender a hacer scrum, correr un sprint o prototipar con design thinking. Por lo tanto, llegar con una propuesta de trabajo enfocada en el talento, en donde nuestro objetivo en el mediano plazo es que sean esas personas quienes se conviertan en los agentes de cambio, y que eventualmente dejen de depender de nosotrxs, suena aún un poco bizarro.
Por suerte, hubo algunas organizaciones que nos tuvieron fé. Algunas un poco más reacias al comienzo, otras sin saber en qué se estaban metiendo -true story, y otras con muchas ganas de darle una oportunidad a ese talento que sabían que tenían, pero que en el camino habían perdido la dirección de cómo explotarlo. Una de ellas fue el Banco Interamericano de Desarrollo.
Hace poco viajamos a Washington D.C para empezar un programa de “aceleración” con ellos. La idea era trabajar traslapados de la mano de Ideo.org. Ellos iban a correr un proceso de investigación y prototipado y nosotrxs íbamos a trabajar en “acelerar” los equipos a cargo de las iniciativas para que adopten nuevas formas de trabajo.
Nuestro objetivo es que este sea el primer paso para que este talento pueda llevarse nuevos comportamientos y hábitos a sus equipos y a su día a día. A diferencia de un taller de algo en específico, lo que buscamos es plantar esa semilla del life-long learning en estos equipos y acompañarlos a lo largo del proceso de aprendizaje y descubrimiento.
Fuente: Laboratoria
¿Con qué nos encontramos? Pues con muchos de los pains que ya conocíamos: silos, burocracia, mucha jerarquía, pero -AHA!- muchísimo talento y buena disposición. ¿Qué hemos logrado? Probablemente no lo sabremos hasta que termine el programa, pero creemos haber dado un paso en la dirección correcta. Así como el BID, ya hay otras organizaciones que se han embarcado en este proceso de descubrimiento y estamos empezando a ver los resultados.
Así que, más allá de dejarlxs con “recomendaciones de cómo romper los silos” o con “la estructura ideal de cómo se deberían formar los equipos en una organización ágil”, lxs quiero dejar con un mensaje que creo que suma al propósito que tenemos todxs en Laboratoria. El secreto -no tan secreto, está en las personas. Si algo hemos podido identificar, es que el éxito de la transformación de una cultura organizacional está en el talento y su forma de trabajo. En ese talento que se ha visto atrapado en trabajo operativo, que quiere innovar pero tiene que pedir 25 autorizaciones para presentar una nueva idea, que tiene todo el potencial pero que -tal vez, aún no ha sido detectado.
Si empezamos por cada una de esas personas, por cada uno de sus hábitos y comportamientos, es en donde realmente podremos empezar a romper esos pains de los que tanto adolecemos.
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