Los conocimientos digitales aún no forman parte de los planes de estudios de México, lo cual representa un problema para cerrar las brechas de género en el país y para reducir la violencia contra ellas, coincidieron diversas especialistas de organizaciones centradas en dar mayor acceso a la mujer a las tecnologías.
En México hay 88.6 millones de personas usuarias de internet. La mayoría son mujeres (51.8%, de acuerdo con datos de la Asociación de Internet MX), por lo que también son estadísticamente más vulnerables a diferentes formas de violencia digital; sin embargo, participar activamente en la educación puede ayudar a reducir este asunto.
De acuerdo con Ofelia Reyes, directora de bootcamp de la edtech Laboratoria, es necesario generar más entornos para que las mujeres participen en la creación de la tecnología para que desde su concepción tenga en cuenta de que sea accesible para mujeres y niñas, que son las más vulneradas.
Según datos de un estudio hecho por el Project Management Institute (PMI), los gerentes de proyectos masculinos superan en número a las mujeres por una diferencia de 58%. Además, a nivel mundial, las mujeres ganan alrededor de 20% menos que los hombres por trabajos de igual valor.
Pamela Araico, gerente de políticas públicas de AT&T México, mencionó que existe una brecha de género digital, porque a pesar de que las mujeres no están desconectadas en su mayoría, el uso de las tecnologías es distinto. Por una parte, los varones las usan en tareas más especializadas, mientras que las mujeres lo hacen de forma personal y no para crear más tecnología.
“Que las mujeres participen es su derecho. Su participación es importante para aminorar sesgos y la diversidad tiene un impacto para integrar a más mujeres. Las competencias digitales son vitales. El uso y apropiación tiene un potencial para eliminar riesgos y sesgos en nuevas plataformas”, comentó Araico.
“Tener a más mujeres desarrollando tecnología nos asegura la validación de los derechos de las mujeres. Es importante que todas seamos parte, porque eso genera un desarrollo sostenible y seguro”, resaltó Reyes.
Reyes también destacó que es importante generar un activismo de género digital para crear redes de apoyo para cualquier persona que haya sido violentada en el mundo virtual. Un ejemplo de esto es la Ley Olimpia, que reconoce la violencia digital como un tipo de delito y castiga a las personas que distribuyen contenido íntimo sin autorización.
Dina Buchbinder, presidenta de la organización Educación para Compartir, señaló que el conocimiento de los e-derechos es nuevo, por lo que no se halla información en el día a día y en los espacios diarios de aprendizaje. No obstante, esto representa un problema porque las formas de violencia virtuales tienen impacto en lo físico.
Si bien las nuevas formas de violencia pueden ser complejas de comprender se debe iniciar a nombrarlas, pues esa es una forma de iniciar a detectar las dinámicas de violencia, complementó Sara Kalach, cocreadora del chatbot que combate la violencia de género Violetta.
Reyes dejó en claro que se trata de un asunto en el que varias partes están involucradas y las empresas no pueden quedar exentas. Por lo tanto, exigió que las plataformas deben tener mecanismos de denuncias, de respuesta ágil y transparencia para aminorar el efecto nocivo de la revictimización que se puede generar a través de ellas.
En el aspecto de políticas públicas, Kalach destacó que si bien las regulaciones son lentas y no van acorde al avance de las tecnologías, no se deben quedar fuera de la conversación. “En vez de limitar el uso de la tecnología, se debe motivar de forma responsable y en la creación protegerlas desde la concepción de la tecnología”, apuntó.
Buchbinder también recomendó a los familiares establecer más cercanía con conceptos digitales para que las niñas se motiven a ser creadoras de tecnología. “No podemos dejar de aprovechar su potencial”.