Estudios recientes (y el sentido común) muestran que la inversión en talento junior, específicamente, puede ser una fuerza sorprendente para resolver muchos problemas que aquejan a la industria tecnológica en LATAM.
Sin embargo, los empleados más jóvenes y nuevos no sólo suelen ser los primeros en ser despedidos, sino que también son menos competitivos a la hora de generar reincorporaciones, encuentran más barreras para ascensos y para las oportunidades de crecimiento. Y a pesar de que los cargos de nivel junior son una excelente fuente de perfiles diversos, según un informe de Accenture, sólo el 21% de los puestos tecnológicos de nivel junior en América Latina están ocupados por mujeres.
El talento junior aporta diversidad, nuevas perspectivas y oportunidades de crecimiento. Un enfoque clave para lograr mayor diversidad es adoptar una estrategia de contratación más proactiva para puestos junior. Desarrolladores/as junior son el futuro del sector, y construir ese futuro exige que invirtamos en este talento. La buena noticia es que hacerlo además aporta enormes beneficios:
Nuevas ideas: El talento junior, puede aportar nuevas perspectivas e ideas a la organización. No tienen predisposición a las costumbres de la empresa y pueden aportar una perspectiva externa que añada valor. También pueden tener un enfoque diferente de la resolución de problemas, lo que puede dar lugar a una mayor creatividad y, por tanto, llegar a soluciones más innovadoras.
Disposición a aprender: El talento junior suele estar más dispuesto a aprender y desarrollar nuevas habilidades, lo que puede dar lugar a un equipo con más compromiso y motivación. Las empresas que contratan a graduadas de Laboratoria, por ejemplo, informan sistemáticamente de que están más dispuestas a asumir nuevos retos y responsabilidades que sus pares.
Rentabilidad: Dado que el talento junior frecuentemente cobra salarios más bajos en proporción a sus pares con mayor experiencia, las empresas pueden invertir en su crecimiento y retención a través de programas de desarrollo de habilidades que aumentan la lealtad y añadan valor a la empresa.
Adaptabilidad: El talento junior es más adaptable al cambio, ya que tiene hábitos y formas de trabajar menos arraigadas. Esto puede ser especialmente beneficioso en sectores o entornos que están en rápida evolución donde la flexibilidad es clave.
Diversidad: Debido a las disparidades sistémicas en el acceso a las oportunidades para grupos infrarrepresentados, es más fácil encontrar mano de obra más diversa entre los puestos de nivel junior. Por lo tanto, candidatos y candidatas de nivel inicial se convierten en una excelente fuente de talento más diverso en cuyo desarrollo y crecimiento pueden invertir las empresas. Hacerlo es una forma de invertir en más mujeres en áreas directivas y en un entorno de trabajo más inclusivo que mantenga los indicadores de diversidad a lo largo del tiempo.
Inversión a largo plazo: La contratación de talento junior es una inversión a largo plazo en el futuro de la organización. Al ofrecer formación, tutoría y oportunidades de desarrollo, las empresas pueden crear una “cantera de talento” que sean leales a la organización y se comprometan con su éxito.
¿Te convenciste del impacto pero no sabes cómo empezar? Piensa en lo siguiente: