En el marco del día del trabajo, quiero contarles un poquito de mi experiencia trabajando remoto para Laboratoria desde Europa (y en particular Francia, mi país de origen). Si me hubieran ofrecido trabajar remoto hace unos años, creo que no hubiera podido dimensionar lo que realmente significaba.
Yo me mudé a México en el 2015, un 50% por casualidad, 50% por curiosidad. En ese entonces, pensaba quedarme unos meses nada más y regresar a mi país de origen a buscar una oportunidad profesional más estable. Esto era sin saber lo que iba a encontrar en LATAM: un ecosistema de organizaciones de impacto buscando encontrar soluciones alternativas a los problemas sociales más complejos de nuestras sociedades increíblemente vivo e innovador.
Este entorno me pareció fascinante y a los pocos meses conocí Laboratoria, en ese entonces una organización que recién arrancaba operaciones en México, con el sueño de ofrecer a miles de mujeres un programa de formación suficientemente sólido para que pudieran empezar una carrera en tecnología. Me sumé al equipo como practicante desde mis ganas de contribuir y de aprender a la vez.
Poco a poco, fui encontrando en este trabajo un espacio de crecimiento, de muchos aprendizajes y de impacto verdadero, como lo conté en este post de celebración de mi 6to aniversario en la organización.
Cuando comenzó la pandemia, a pesar de tener la convicción fuerte de que quería continuar mi camino en esta organización, algunos retos personales empezaron a surgir, con la necesidad de regresar a Francia. Siempre sentí la confianza de poderlo conversar de forma abierta con el equipo de liderazgo y analizando mis funciones de coordinación regional, Laboratoria me brindó la flexibilidad de continuar con mi trabajo a la distancia, en una configuración 100% remota. Coincidió con que Laboratoria se convirtió en una organización remote-first en julio 2021, un poco antes de mi cambio de residencia.
Hace ya 8 meses que trabajó desde Europa para LATAM y quiero compartir lo importante que ha sido para mi tener la oportunidad de cumplir mis sueños y aspiraciones en un entorno completamente distinto a lo que podía imaginar. Algunos de mis aprendizajes como persona pero también como profesional y manager son:
Si tuviera que buscar un trabajo mañana, sería muy exigente en cuanto a la cultura laboral y a la flexibilidad que ofrece la organización - incluyendo la posibilidad de trabajar remoto. Ahora que estoy llegando a un momento de mi vida en el que pienso en tener una familia, el trabajo remoto se ha vuelto una configuración ideal: es la oportunidad de organizar mis horarios y construir un balance en todos los aspectos de mi vida.
Hoy creo firmemente que el trabajo remoto y la flexibilidad son parte de las soluciones para impulsar el crecimiento profesional de las mujeres, en quienes históricamente ha recaído la mayor parte del trabajo doméstico y de las tareas relacionadas a la familia.
Muchas personas me preguntan cómo lo logro con la diferencia de horarios. La respuesta es que me organizo para tener al menos 4- 5 horas de correspondencia con LATAM y aprovecho el resto del tiempo para trabajar asíncrono. Estas horas asíncronas valen oro. Son las horas en las que pienso, proceso todas las ideas, propuestas escuchadas en mis conversaciones del día a día con mi equipo de trabajo y en las que construyo una estrategía para hacerlas realidad.
La realidad es que sin tiempo asíncrono mi calendario estaría lleno de reuniones y trabajaría muchísimas más horas para lograr los objetivos de nuestra área. Algo que me han enseñado estos meses es preservar mi calendario de las miles de distracciones del día a día.
Aprendí que, en remoto, no se trabaja de la misma manera que en presencial. Es fundamental invertir horas de calidad en conocer a las personas, calendarizar los espacios de conversación y asegurar que exista el canal de comunicación abierto. Es así que, en estos espacios recurrentes, hago mi mejor esfuerzo en entender el contexto de cada persona, lo que está viviendo, los retos que está enfrentando y a menudo repensamos en conjunto la estructura de trabajo y las prioridades en función de lo conversado.
Hay días donde no tenemos mucho que contarnos, pues los proyectos siguen avanzando y no hay nada que levantar. Sin embargo, conectamos y compartimos reflexiones. En esta configuración las relaciones humanas cuentan y el tiempo invertido en cada persona es tiempo de calidad.
En el día a día hay muchísimas micro-decisiones que tomar para continuar impulsando los proyectos. En remoto, se vuelve indispensable desarrollar la capacidad de entender cuáles son las decisiones cada una/o puede tomar de forma rápida y cuales son las que requieren del involucramiento de más personas. En estos meses, he visto como el equipo ha tomado las riendas de su trabajo/área y como hemos logrado generar una cultura de autonomía con responsabilidad.
Para mí, ha sido importante mantener una vida social rica con salidas, comidas, y espacios con familiares y amigos para sentir el contacto humano. Es un esfuerzo constante y deliberado que hago para mantener un balance entre mi vida online y offline. Y si debo posponer una reunión de trabajo para ello, me siento con la confianza de hacerlo, pues mi equilibrio es la prioridad.
En París suelo trabajar en la Recyclerie, una antigua estación de trenes remodelada, que se ha convertido para mí en un lugar para comer, compartir o trabajar con personas de todo tipo de horizontes.
Sin bien mi experiencia es muy particular, creo firmemente que las organizaciones hoy deben priorizar las necesidades de sus colaboradores por sobre las del negocio porque tener a las personas lo más motivadas posible es lo que hará que el negocio crezca de forma sostenida. El trabajo remoto es una de las posibilidades que la pandemia dio a conocer. Acompañado de buenas prácticas de conexión y escucha de los equipos, es una gran forma de ofrecer flexibilidad, autonomía y por ende retener el talento.