Pese a las declaraciones de intención por aumentar la participación laboral femenina en el mundo de la tecnología, el porcentaje de mujeres que estudia carreras relacionadas con esta materia, trabaja en el área y accede a un puesto de jefatura sigue siendo muy bajo en comparación a sus pares hombres.
Aunque el rubro relacionado con la tecnología demanda cada vez más mano de obra, a la fecha no ha podido cerrar la brecha de género y lograr una paridad entre hombres y mujeres. La escasez del talento femenino en esta área va desde la formación profesional hasta su ausencia en los cargos más altos. En esa línea, las expertas apuntan, como respuesta al problema, a programas que aumenten el ingreso a las disciplinas del área de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), y que las empresas del sector logren captar, mantener y promover la carrera laboral femenina dentro de sus organizaciones, entre otros temas.
Ante esta necesidad, Duoc UC impulsó el programa “Más Mujeres en las TIC”, que hoy trabaja en despertar el interés de las mujeres en el mundo de las tecnologías. Esto, por medio de que sus estudiantes compartan sus testimonios y consejos para que sus pares se entusiasmen. “Uno de los motivos principales de las brechas de género es los estereotipos desde la etapa preescolar y que se acentúan con el tiempo”, dice la directora del proyecto y subdirectora del área de Infraestructura y plataformas tecnológicas de Duoc UC, Natalia Palacios.
Y el desafío no es menor, ya que solamente en el caso del instituto profesional, las estudiantes que hoy están cursando carreras relacionadas a la tecnología no son más de 2.000, en una comunidad estudiantil que cuenta con más de 14.000 personas. Misma realidad que se ve a nivel país, donde la matrícula de las mujeres en carreras de las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática (STEM, por sus siglas en inglés) llegó, en 2021, al 22% con respecto a sus pares hombres, según datos de la Subsecretaría de Educación Superior.
Por su parte, el gobierno trabaja esta problemática por medio de la “Política Nacional de Igualdad de Género para la Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación”, la cual tiene como objetivo que, para el 2030, no existan diferencias entre la cantidad de hombres y mujeres en las carreras STEM. Este proyecto, aprobado el 2021, busca ofrecer las condiciones educacionales, sociales y laborales para que las mujeres entren a las áreas de tecnología, ciencia e innovación. Dicha iniciativa fue destacada por un reciente estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal): “Esta política tienen un carácter eminentemente intersectorial y destaca por entrar en vigor en años recientes (incluyendo los dos últimos años caracterizados por el contexto de pandemia por Covid-19)”.
Implementaciones graduales de políticas de mayor participación y promoción femenina, poder destacar las carreras exitosas de las mujeres en la industria de la tecnología, fomentar el desarrollo de programas de mentoría y alianzas con entidades educativas, son parte de las tareas que se impuso la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de Información (ACTI) para reducir la brecha de género en este sector. La hoja de ruta del gremio tecnológico se trazó tras un trabajo realizado el 2019 y que se elaboró tras preguntarle a sus socios sobre el rol de las mujeres en sus organizaciones y cuáles eran las políticas de género que tenían.
El trabajo de la ACTI y otras organizaciones por reducir la brecha de género en el área de la tecnología se da en el contexto de que solamente el 35% de las posiciones del área tecnológica son ocupadas por mujeres en Chile, según datos del último informe de Hub Leaders, “Women in Tech, ¿qué están haciendo las organizaciones para romper barreras?”.
“Poco a poco vamos ganando espacios, pero nos queda mucho trabajo por delante, ya que no solamente se generarán los cambios realizando campañas o acciones con respecto al rol de la mujer en la industria TI u otras, el cambio es más interno, es en la cultura, en los paradigmas generacionales y en la conciencia que realmente todos podamos tener de lo que realmente pasa en nuestras instituciones”, dice la vocera y parte de la directiva de la mesa Mujeres y Tecnología de la ACTI, Liliana Guzmán.
Otro de los problemas que viven las mujeres en el mundo de la tecnología es la falta de oportunidad para ascender a puestos con mayores responsabilidades. Según el estudio de Hub Leaders, el 52% de los altos ejecutivos del rubro dice que es escaso el porcentaje de mujeres en este rubro, porque existen “menores oportunidades de acceder a cargos de alto nivel y promociones”.
“Es algo que vemos que avanza, pero aún a paso lento, ya que sigue siendo un sector muy asociado a los hombres. La gran mayoría de las mujeres que trabaja en estos cargos lo hace en puestos junior o entry-level. Al observar posiciones laborales de mayor experiencia o seniority, se percibe que el número de mujeres disminuye y son menos aún en niveles ejecutivos”, señala la business developer manager de Laboratoria, Andrea Fuenzalida.
Sobre los beneficios de impulsar el trabajo femenino en este sector, el estudio “El futuro de la tecnología: inclusión femenina”, destaca que la participación mayoritaria de este grupo permite beneficios económicos para las empresas, mejor desempeño organizacional y ofrecer más creatividad para dar soluciones a las necesidades del mercado.
“Los equipos diversos en el diseño de softwares o experiencia de usuario, logran captar una mayor cantidad de necesidades y ampliar la mirada frente al trabajo. Ya se ha visto cómo las inteligencias artificiales tienen sesgos de género o raza debido a que quienes programan son, en general, hombres blancos de universidades de élite”, destaca Fuenzalida.
Por otro lado, los ingresos que ofrece el sector están por sobre el sueldo promedio en Chile. “Alguien que piense estudiar algo relacionado a la tecnología, tiene que pensar que, en el rango mínimo, a lo que puede llegar en tres años son $2 millones”, dice Franco Toselli, de IT Hunter.
Otro de los aspectos a tomar en consideración para aumentar la participación de las mujeres es ofrecer trabajos flexibles para que puedan ser compatibles con la labor de cuidados, según resaltan diversos estudios y expertas. Esto, dado que sus pares hombres no suelen dividir este trabajo en forma equitativa o están ausentes.
Artículo originalmente publicado en La Tercera, Chile