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Las empresas deben apostar por el talento de las mujeres y no solo por responsabilidad social corporativa

Escrito por Equipo Laboratoria | 4/20/23 6:08 PM

“Para mí se trata de cambiar las cosas, no de crear compañías”, dijo Mark Zuckerberg cuando explicaba lo que hace Laboratoria en la Cumbre Global de Emprendedores 2016 que se celebró en Silicon Valley: “Los empresarios más exitosos que he conocido se preocupan por su misión y por el cambio que intentan crear”.

Las declaraciones son parte de una conversación moderada por el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en el que participaron el CEO de Facebook y tres emprendimientos sociales destacados por su impacto, entre los cuales estaba Laboratoria, representado por su CEO Mariana Costa.

El panel representó una gran oportunidad que Laboratoria supo aprovechar: “Desencadenó que nuestra voz se convirtiera en influyente. Mariana ganó un micrófono desde donde pudo contar nuestra historia, la razón por la que hacemos las cosas que hacemos, cómo pensamos, por qué este trabajo es tan importante, por qué queremos liderar un movimiento que demuestre que es necesario cambiar la definición de talento y la forma en que apostamos por las personas”, cuenta Gabriela Rocha.

Laboratoria había sido fundada menos de dos años antes por Mariana Costa, Gabriela Rocha y Rodulfo Prieto, a partir de un piloto con 15 mujeres en Lima, en 2014, donde querían poner a prueba su propuesta de valor y demostrar que con un bootcamp de 6 meses las mujeres graduadas podían competir en el mundo laboral en tecnología.

Era una iteración de una agencia digital que se había creado con bootstrapping de los socios y sus familiares. El resultado fue tan positivo que muy pronto grandes empresas los empezaron a buscar para contratar a sus graduadas.

Ya han capacitado más 3.000 mujeres en Chile y México, Brasil, Colombia y Ecuador, con una tasa de empleabilidad por encima del 87%, y con un incremento salarial promedio de 3.8x tras el bootcamp, con una metodología educativa que mejoran cada día a partir de un análisis de datos riguroso y continuo.

Conversamos con Gabriela Rocha de cómo y por qué encontró su misión de vida en Laboratoria. De su camino después de trabajar con refugiados africanos, de sus incursiones en el sector público y en organismos internacionales, y de su decepción con los programas de responsabilidad social de muchos corporativos hasta llegar a Laboratoria, que se ha vuelto un referente para los emprendimientos sociales de la región y que hoy apunta a multiplicar su impacto a través de la virtualidad que potenció la pandemia.

Global Entrepreneurship Summit 2016 at Stanford University in Palo Alto, CA on Friday June 24, 2016. (Ben Solomon/U.S. Department of State)

¿De dónde viene la motivación para cofundar Laboratoria? Parece que el impacto social hubiera sido un norte en tu vida.

-Distinto a varios emprendedores que he conocido en el camino, que siempre identificaron qué querían emprender, yo no tenía tanto eso en mi cabeza. Había tenido poco contacto con startups y con emprendimientos sociales, pero desde joven siempre me movieron los temas de injusticia social. Era lo que guiaba mis decisiones profesionales y de estudio; cómo resolver ciertos problemas en la sociedad. Trabajé con refugiados de África que llegaban a Estados Unidos y necesitaban empezar su vida; trabajé con los habitantes de la calle en Boston, en la época cuando me gradué.

Después de una mini crisis existencial decidí trabajar en el sector de responsabilidad social corporativa con ganas de aprender y ver distintos proyectos sociales. Obviamente me decepcioné porque el impacto es minúsculo, y no es el core de lo que hace la empresa, siempre es secundario. Y ahí empezó una búsqueda de cuál iba a ser este camino para trabajar con lo social, donde realmente tuviera un impacto.

Cambié muchas veces de trabajo porque sentí que el impacto era muy limitado. Trabajé como consultora de políticas públicas, en el gobierno (que para mí también tiene el máximo potencial), pero también me decepcioné. Muchísimos políticos y poco interés genuino por hacer las cosas por las razones correctas.

Cuando mis socios empezaron con el piloto de Laboratoria y me di cuenta de lo poderosa que era la propuesta de valor, decidí dejar todo y decir este es el tren al que me voy a sumar, y ya han pasado 9 años.

PODEROSAS

-¿Cómo puede una mujer de bajos recursos conseguir empleo en el sector tecnológico después de un bootcamp de seis meses?

-Todos dudábamos de que alguien que no tiene ni la preparatoria completa pueda aprender algo en seis meses que le pone a competir con ingenieros de sistemas de las universidades, pero el piloto nos demostró que sí era posible, y en ese momento creamos Laboratoria.

Empezamos a construir este movimiento en Latam y hasta el día de hoy somos el único bootcamp dedicado 100% a mujeres de este contexto socioeconómico, donde lo que nos mueve es lograr la movilidad social de este sector de la población.

¿Qué fue lo que descubrió Laboratoria a través de ese piloto?

-Que había una brecha de género gigante en el sector tecnológico. Que las empresas no necesariamente contrataban por títulos universitarios, lo que abría una posibilidad de poner a mujeres que no tienen acceso a una buena educación y a trabajos de calidad en un camino de éxito crecimiento profesional, una puertita muy interesante.

Encontramos también muchos aprendizajes y nos dimos cuenta de dos cosas importantes: uno, que había interés por parte de las empresas en contratar, porque cuando nosotros empezamos en la agencia que teníamos, el interés inicial era poder contratar a esas mujeres, porque teníamos un equipo de 12 personas, todos hombres que eran los únicos que se presentaban a nuestras vacantes. Había una brecha de género en el mundo tech que hoy todos reconocen, pero ese no era necesariamente el caso hace diez años en Latinoamérica. Entonces, descubrimos que había una demanda, nos empezaron a llamar empresas interesadas en contratar a nuestras graduadas. Y segundo, nos dimos cuenta que había mucho talento. Es impresionante lo que nuestras estudiantes demuestran y el potencial de aprendizaje en tan poco tiempo.

Entonces, yo, que había trabajado con temas de desarrollo social, desarrollo socioeconómico, buscando cómo levantar comunidades de la pobreza, me di cuenta de ese poder. Cuando tuvimos esos dos insights a partir del piloto, nos permitimos dedicarnos tiempo completo a montar algo bien hecho, lo que es Laboratoria hoy.

Vemos que muchas empresas grandes como Accenture, Everis, IBM o Scotiabank contratando mujeres capacitadas por ustedes. ¿Ese acercamiento con estas empresas fue iniciativa de ellos?

-Las empresas más grandes, al principio, no. Empezamos a tocar puertas desde la primera generación, en enero de 2015. En ese momento ya nosotros habíamos ganado un par de premios sociales. Las primeras empresas se acercaban a nosotros por el interés en la contribución social que estarían haciendo, a contribuir a la diversidad en el sector. Y luego, creo que muchas se dieron cuenta de que esto se podía convertir en un pool de talento. Rápidamente estas empresas se volvieron aliadas muy fuertes, que contrataban una y otra vez porque ven que les conviene, no por ayudar a Laboratoria; las empresas ahora vienen, identifican el talento y pueden o no hacer ofertas.

El piloto es en 2014 y en el 2016 Mariana (CEO de Laboratoria ) está sentada al lado de Barack Obama y Mark Zuckerberg en un panel internacional. ¿Fue producto de un crecimiento muy rápido?

-Al día de hoy no sabemos cómo llegamos a ese panel (ríe). Quien no conocía Laboratoria en ese momento pasó a conocernos, fue un vehículo poderosísimo para nosotros. No habíamos crecido tanto todavía. Éramos una iniciativa relativamente pequeña. Después del piloto, arrancamos con una primera generación de 30 mujeres en enero de ese año. En junio arrancamos con Chile y México. En el momento del panel creo que habíamos formado unas 100 a 150 mujeres.

Creo que lo que nos permitió ser invitados y destacar fue porque realmente era una propuesta de valor bastante única: una organización liderada por mujeres formando mujeres de bajos recursos a través de la tecnología. En una región donde claramente las mujeres estaban en desventajas múltiples. El movimiento de mujeres en tecnología estaba recién empezando a agarrar fuerza y eso hizo que nos viéramos como un programa diferenciado.

¿Ese panel fue un detonador para Laboratoria?

-Sin duda, pero también producto de que nosotros desde el inicio sentíamos una responsabilidad enorme con lo que estábamos haciendo y siempre tratamos de hacer las cosas con mucha calidad. Hacemos las cosas bien porque el impacto de nuestro trabajo es muy importante.

¿Cambió la forma de financiarse desde ese momento?

-La suma de factores de cierta manera contribuyó a que nos empezáramos a destacar en este mundo del emprendimiento social. Y entre las primeras puertas que tocamos estaban las de algunos donantes que nos permitieron seguir esta visión que teníamos. Pero también sabíamos que teníamos que lograr resultados para que la gente se sumara.

Mariana siempre cuenta que la primera inversionista de Laboratoria fue su abuela, que le apoyó para que dejara su trabajo y se dedicara a Laboratoria. En mi caso fue parecido. Cuando empezamos en México yo tenía un trabajo y mis socios se dedicaban full time a Laboratoria, yo invertía, hasta que llegó la inversión de AT&T en 2017 como un un ángel de la guarda, cuando ya no sabía cuanto más iba a poder aguantar.

Habíamos hecho un crowdfunding en 2015 que fue fundamental y poco después nos confirmaronn que íbamos a recibir ese Grant de AT&T, de US$75.000 que hoy no suena tan significativo, pero no sabes el impulso que nos dio.

Y a partir de ahí empezamos a tocar las puertas de los Corporate Foundations, levantamos los primeros fondos además de que tuvimos la oportunidad de hacer un proyecto junto con el BID que también fue muy importante para nuestro futuro.

CUESTIÓN DE MÉTODO

¿Cómo se fue construyendo la metodología educativa de ese bootcamp?

-Ese ha sido un viaje interesante. Cuando empezamos éramos un programa bastante tradicional en su formato. Los estudiantes venían, cada uno tenía su computadora, había un profesor que les enseñaba código y tenían exámenes. Rápidamente nos dimos cuenta que su aprendizaje no estaba siendo maximizado. Empezamos a sentir que eran capaces de más y que el formato las estaba limitando. Entonces, nos metimos a full a entender educación, en metodologías educativas innovadoras, en la educación del futuro.

Cambiamos todo. Ellas pasaron a liderar su proceso de aprendizaje y pedían ayuda cuando lo necesitaban. Pasamos a una etapa de project based; ya eran proyectos reales que tenían que construir, con objetivos de aprendizaje atados a cada uno de los proyectos

Desde el inicio quisimos crear una cultura de aprendizaje continuo. Nuestra carta de cultura habla mucho de eso. Entonces, creamos ceremonias, instancias en la organización nos invitaban constantemente a pensar “¿qué podemos hacer mejor? ¿cómo podemos cambiar esto?”. Siempre estamos revisitando nuestro modelo, nuestra metodología e incorporando nuevos elementos.

La metodología de Laboratoria es algo vivo, está siempre iterando. Ahorita estamos abriendo una conversación sobre inteligencia artificial. Siempre nos preguntamos cómo lograr estar siempre en la cuarta frontera de la innovación, tanto en educación como en el desarrollo técnico, ¿cómo vamos a incorporar la IA, ahora que se empieza a democratizar, a nuestro modelo educativo y al aprendizaje de las estudiantes?

El modelo ha funcionado. Nuestras estudiantes son capaces de aprender mucho más y mejor de lo que lo que eran capaces de aprender antes.

Uno de los logros, tengo entendido, es la alta empleabilidad de las graduadas. ¿Ellas siguen relacionadas con Laboratoria después de graduarse?

-Sí, una vez que egresan del bootcamp, ingresan a la comunidad de Alumni de Laboratoria. Es una comunidad que hoy en día tiene más de 3.000 mujeres con las cuales estamos comunicadas por diferentes canales. Tenemos un engagement rate en las egresadas de más o menos el 60%, donde también buscamos brindarles oportunidades continuas de desarrollo.

Parece que ustedes trabajaran mucho con datos.

-Sí, nosotros medimos todo. Parte de lograr una cultura de aprendizaje continuo y de lograr realmente mejorar constantemente está en el análisis de datos, porque si no, no sabríamos realmente qué está funcionando, qué no y por qué. Para todo lo que hacemos tenemos un dashboard, revisamos datos de forma semanal, tenemos OKRs y KPIs que vemos cada trimestre que van apuntando hacia mejorar esos datos. Para nosotros es muy importante y tenemos un estándar bastante alto en términos de tomar decisiones basadas en datos para que podamos seguir mejorando.

¿Hay algún modelo en otra región del mundo en la cual está inspirado Laboratoria?

-Una inspiración muy grande para nosotros desde el inicio fue la founder de Black Girls Code. A Mariana, mi socia, una charla suya la inspiró en su visión acerca de la brecha de género. Otro grupos parecidos como Girls Who Code fueron también una inspiración inicial, sin duda.

¿La idea de Laboratoria siempre fue regional? ¿Cómo se ha dado esa expansión en América Latina?

-Sí, fue un poco atípico porque Laboratoria empieza en Perú. En ese momento Mariana no había pensado si esto era regional. Pero yo vivía en México y nuestro otra socia vivía en Chile. Cuando se hace el piloto nos dimos cuenta de que la realidad en nuestros países era la misma, había igual demanda por este talento y las mujeres tenían acceso limitado de una educación superior de calidad.

Se puede decir que Laboratoria nace en Perú, pero como una organización latinoamericana. La primera expansión fue rapidísima, seis meses después de que empezamos en Perú, lanzamos los pilotos en México y Chile. No fue una expansión planeada, fue bootstrapping en cada país. Nos quedamos en esos tres países durante un buen tiempo, como tres o cuatro años, con muchos aprendizajes, algunos dolorosos.

La primera expansión planeada se dio en 2017, a Brasil, justo después a Colombia, y ahí nos quedamos hasta que llegó la pandemia y nos pasamos a remoto.

Otro detonador.

-Sí, viene la pandemia y pasamos a remoto, y el año pasado decidimos, como parte de nuestra iteración e innovación continua, crear el Laboratoria sin Fronteras, que es un programa donde ya las cohortes no son por país o por ciudad, ahora mujeres de toda la región se pueden inscribir al programa.  

En ese momento incorporamos también a Ecuador como país y se puede decir que a Venezuela, que a pesar de que no llegamos por la naturaleza migratoria del país en la región, muchas de nuestras estudiantes son venezolanas. Nuestra meta es que el próximo año ya podamos romper fronteras definitivamente y empezar a aceptar mujeres de distintos países de donde sea que estén en la región.

TECNOLOGÍA PARA REVOLUCIONAR LA EDUCACIÓN

¿Existe un ecosistema regional edtech que esté tirando para el mismo lado?

-Creo que depende de cómo definamos un ecosistema, porque hay muchos players en la región, sin duda. Siento que somos una industria y un sector que ha agarrado mucha fuerza en los últimos años donde tienes tienes jugadores relevantes. Por ejemplo, Platzi en Colombia o Alura en Brasil.No sé si diría que hay un ecosistema unificado, coordinado, remando hacia adelante juntos, porque no estamos juntos en los mismos espacios.

 Yo, por ejemplo, tengo una relación muy buena con algunos de ellos, porque hemos ganado premios juntos, hemos estado en congresos juntos, entonces, nos conocemos. De vez en cuando nos tocamos la puerta e intercambiamos ideas.

¿Qué dirías ante la afirmación de que hay una revolución educativa a partir de la tecnología?

-Yo creo que sí es cierto, pero la fuerza de esa revolución va a depender de lo que nosotros hagamos con eso. Siento que las edtechs tenemos que abrir una conversación con respecto a la inteligencia artificial, por ejemplo. Sería interesante para la región si todos los players de edtech se juntaran para conversar sobre esto y ver cuál va a ser el futuro: qué referencias podemos mirar hacia afuera, cuáles son los ejemplos positivos mejor diseñados, cómo podemos maximizar el potencial que tiene.

Y también algo interesante que creo que a veces nos olvidamos es que el edtech tienen un ciclo muy distinto al de otras startups. Los ciclos son largos y no puedes vender educación como venderte una Coca Cola. La educación es una relación larga, es una inversión en la vida de las personas, y con el avance de la tecnología siento que tenemos ese reto tanto de mantenernos relevantes y al mismo tiempo atender a la realidad actual de lo que las personas necesitan.

¿Crees que Laboratoria está colaborando a reducir la brecha digital y la brecha de género?

-Sí, sin duda estamos contribuyendo. Dependiendo del día en que me preguntas esto, hay días que celebro más o menos.

Eso lo podemos ver en las anécdotas de vida de las mujeres que se ven completamente transformadas, las empresas que cambian y confían en nosotras. En datos reales que analizamos podemos ver que hay un impacto real, tangible e importante. Sin embargo, estamos a años luz de llegar dónde queremos, porque hay otros datos macro que no son tan alentadores. Por ejemplo, las mujeres en altos cargos hoy están ganando menos que lo que ganaban los hombres hace diez años en las mismas posiciones.

Temas de educación básicos impiden que muchas mujeres lleguen a un punto donde puedan dar el salto. Y las empresas todavía no tienen sistematizado lo que necesitan para llevar a cabo procesos de inclusión para que realmente se logre esa diversidad.

Un workspace para tener mujeres se tiene que idear de forma distinta, ejecutar de forma distinta, todavía no estamos ahí.

¿Qué pueden hacer los diferentes actores de estos ecosistemas para acelerar este proceso?

-Yo creo que todos tenemos un rol a jugar. Como sociedad y como población tenemos que tener más iniciativas como la de Laboratoria; tenemos que demandar nuestros derechos, tenemos que votar, tenemos que tener una voz.

Las empresas, sin duda, tienen que cambiar sus políticas. Las empresas deben apostar por el talento de las mujeres, no solo por responsabilidad social corporativa. Esto a veces puede ser una arma de doble filo porque abre la puerta para contratar a más mujeres, pero también abre la puerta al yo puedo seguir haciendo lo que hago como lo hago porque hacia afuera están entendiendo que estoy cambiando y que todo está bien. Es casi como un “gender washing”.

Y por último, el gobierno para mí es fundamental: políticas públicas que permitan que las mujeres puedan trabajar y también tener una familia, que ganen lo mismo que sus contrapartes en las empresas por regulación, que tengan periodos de maternidad, que tengan salud y daycares para sus hijos y desde el inicio una educación igualitaria que permita que después puedan competir con los hombres.

Todavía no estamos del otro lado, pero sentimos mucho orgullo del impacto que hemos logrado.

 

Fuente original: https://tekiosmag.com/2023/03/22/gabriela-rocha-cofundadora-de-la-edtech-laboratoria-las-empresas-tienen-que-apostar-por-el-talento-de-las-mujeres-y-no-ponerlo-simplemente-como-un-programa-de-responsabilidad-social-corpor/