Este mes tuve la oportunidad de moderar el panel “El Futuro del Trabajo” , junto a Vanessa Gibs (Service Sector Manager, Agencia de promoción de Inversiones de Costa Rica — CINDE) y Diego Richard (Director Ejecutivo de Agendas Sectoriales & Talento Digital para Chile, y Fundación Chile) en el CADE DIGITAL. Fue una gran discusión de cual me quedaron varios aprendizajes que considero relevantes compartirlos en el contexto que vivimos.
Debemos reconocer que la crisis sanitaria nos ha llevado a competir en una economía digital, donde el Internet se convierte en la plataforma para el desarrollo social y económico de las personas. Debemos impulsar más sinergias entre el sector público, privado y la academia para diseñar modelos educativos y de trabajo efectivos para competir globalmente.
El contexto cambió los trabajos y aún estamos descubriendo cuáles son esas habilidades técnicas y emocionales que tendremos que desarrollar en las personas para competir en la “nueva normalidad”. Necesitamos desarrollar capacidades para nuevos roles y construir modelos de formación que nos ayuden a suplir esa demanda de profesionales.
Los ganadores de esta crisis serán los países que se atrevan a romper sus propios paradigmas y status quo, buscando otras maneras de generar competencias y oportunidades para las personas. La tecnología es una herramienta fundamental en este proceso, y debido a eso necesitaremos invertir en fortalecer la infraestructura y crear facilidades para expandir nuestra capacidad de conectar a todas y todos los peruanos al Internet sin importar dónde estén.
En el mundo laboral de hoy tenemos que reforzar el entendimiento, y la responsabilidad que tiene cada individuo en la sociedad para adueñarse de su proceso de aprendizaje, pues este será el factor más crítico para crecer profesionalmente. El Internet tiene el potencial de empoderar a las personas para aprender de por vida, conectarse, compartir experiencias y así resolver problemas. La mentalidad de crecimiento, la mejora continua, y una cultura para aprender deberán ser parte de nuestro ADN como individuos.
Si reconocemos que los nuevo roles profesionales del futuro aún son inciertos, tenemos que abrir oportunidades profesionales a quienes demuestren en la práctica ser los mejores sin importar su acreditación formal. Debemos transformar las experiencias educativas, cambiar la relevancia de los títulos, y los procesos de selección de personal en las empresas y el estado. De esta manera aprovecharemos mejor la oportunidad de expandir el acceso a puestos de trabajo para individuos con potencial y talento.
El Perú tiene una gran oportunidad para demostrarle al mundo que podemos competir, si cambiamos nuestra manera de conectar la educación con el trabajo. Abracemos el momento que vivimos, y empujemos como sociedad a aprovechar el cambio.