En estas últimas semanas he conversado con varias empresas y organizaciones sobre el enorme impacto que ha causado en sus negocios la crisis sanitaria que vivimos a nivel global. Esta transición ha puesto a prueba muchos modelos de trabajo, relaciones profesionales, la confianza en el liderazgo de las empresas, y principalmente nuestra capacidad para adaptarnos como individuos.
Es posible que hoy nos genere mucha ansiedad imaginar el mundo en el que vamos a vivir una vez que se flexibilicen los confinamientos. Es por eso que invito a dar un giro a esta situación para asimilarla como una gran oportunidad de crecimiento, en especial para el mundo de los negocios.
Desde mi perspectiva, seguramente muy sesgada por la industria de la educación en la que trabajo, prefiero asumir este reto desde un lente muy particular. Una de las grandes oportunidades que tenemos es aprender a potenciar las habilidades que tradicionalmente no las considerábamos tan relevantes en un ambiente profesional.
El mundo está aprendiendo a trabajar de una manera distinta y muchos líderes ven hoy la necesidad de impulsar en nuestros equipos habilidades como:
Me gusta pensar que esta es la oportunidad que hemos soñado para reinventarnos, en un ambiente donde los riesgos de no hacerlo nos pueden dejar fuera del negocio para siempre. Lo más irónico de esta situación es que por mucho tiempo creímos que eran otros los recursos que necesitábamos para transformar nuestros negocios y el destino nos demuestra ahora que las personas son quienes tienen las habilidades más importantes para salir victoriosos de esta situación.
Podemos dejar de pensar en lo que perdimos y empezar a soñar en lo que podemos ganar al empujarnos a resolver los problemas que heredamos de una crisis sin precedentes. Usemos las habilidades humanas para redefinir los negocios y creer que el futuro que nos espera es prometedor en la medida que lleguemos a comprender las características humanas que más importan en las personas, en especial en momentos de crisis y cambios profundos.