La igualdad de género es uno de los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esto se debe a que la misma institución señala que existen obstáculos pendientes de superar, como las restricciones legales, que generan desigualdad laboral para 2 mil 700 millones de mujeres en el mundo.
En el sector educativo (y en muchos otros) se manifiestan estas problemáticas en las que la brecha de género provoca, por ejemplo, que sea más probable que haya niñas que nunca asistan a la escuela. De hecho, en datos dados a conocer por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) se revela que en el mundo son alrededor de 15 millones de mujeres quienes posiblemente no tendrán la oportunidad de iniciar la educación primaria, cifra mayor a los 10 millones de niños en la misma situación.
En el caso del país, según el más reciente reporte del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 7.1% de niñas entre 5 y 17 años han abandonado sus estudios. Entre las razones más mencionadas se encuentra la falta de interés o los requisitos para entrar a la escuela. Sin embargo, también han declarado hacerlo por embarazo, matrimonio, por realizar quehaceres domésticos e, incluso, debido a la inseguridad y la discriminación.
Estas razones de deserción involucran situaciones que, a veces, ocurren fuera de la escuela. Asimismo, hay otros factores de índole cultural que pueden incidir de manera negativa.
“Usualmente observamos el papel de la familia cuando una mujer determina si va a prepararse y en qué lo hará. Este impulso, por lo general, viene de los padres. En cuestión de dedicación profesional, depende mucho de lo que ellos mismos han visto, vivido y de cómo fueron formados”, comentó Linda Nava, gerente de Responsabilidad Social en Laureate International Universities.
Desafortunadamente, en esos entornos todavía hay desigualdades de género.
“En un estudio realizado por Laureate con estudiantes de secundaria vimos que los padres dan mayor importancia a la preparación de sus hijos hombres (…) Este es uno de los primeros indicadores que nos puede hacer entender el porqué las mujeres pueden abandonar su formación académica”, dijo Nava.
También, agregó la académica, en dicho estudio se demostró que los principales modelos a seguir de las mujeres estudiantes están dentro de su entorno familiar. Además, al momento de tener dudas respecto a sus clases, se demostró que la tercera persona a la que se acude también es un miembro de su propia familia.
En ese sentido, es indispensable generar una nueva cultura más igualitaria al interior de las familias. Eso generará que las mujeres se sientan apoyadas y motivadas para estudiar.
Al interior de las escuelas y las instituciones educativas también hay tareas pendientes para garantizar la igualdad de oportunidades y trato entre mujeres y hombres. Hoy en día no son pocos los casos de denuncias de situaciones de acoso e intimidación.
Estas experiencias pueden llegar a afectar de manera significativa su desarrollo personal y profesional.
“Entre las consecuencias de una persona víctima de acoso están los niveles muy altos de inseguridad personal. Esto puede volver muy sensibles a las personas y también puede hacerlas más vulnerables”, comentó Raymundo Calderón, director de Psicología en la UVM.
Sin embargo, estas no son las únicas señales que hacen sonar las alarmas.
“Son personas que tienen problemas de sueño, de apetito o que viven situaciones permanentes de miedo. Esto puede llevar a evitar el contacto y las relaciones con otras personas”, añadió el directivo.
Además, estos efectos pueden permear también en el aprovechamiento escolar pues, al ser incapaces de lidiar con una situación constante de acoso y preocupación, se empieza a considerar la opción de darse de baja.
“El acoso escolar produce deserción. Esta es una situación que se puede observar a nivel mundial. Hay situaciones a las que las estudiantes no se pueden enfrentar y, al no encontrar respuesta a sus solicitudes, prefieren salir de ahí”, agregó Calderón.
Dar enfoque a los valores y sana convivencia es clave en el desarrollo de cualquier dinámica de colaboración, ya sea en la escuela, en el trabajo, en casa o cualquier otro espacio. De este modo, los expertos señalan que, como sociedad, debemos aproximarnos a la creación de espacios cada vez más equitativos basados en el respeto, sin importar el género.
“Lo esencial para que los procesos de enseñanza y aprendizaje se den correctamente es que existan ambientes de armonía, respeto e igualdad. Es sobre estas bases que cualquier institución debe trabajar. Además, es importante ir de la mano con las y los estudiantes, conocer sus intereses y acercarlos a temas que propicien conceptos como el de equidad de género”, declaró Linda Nava, de Laureate.
Estos principios no solo deben ser aplicados a la población de estudiantes. Nava destaca que es de suma importancia aplicarlo también a toda la estructura que conforma una institución. “Para toda la población de la institución debe quedar muy clara la importancia de respetar los derechos de todas y todos. Esto aplica para estudiantes, docentes, administrativos, colaboradores, personal, etcétera”.
Es muy importante acercarse a las alumnas y recordar la gran capacidad y habilidades con las que cuentan para lograr aquello que se proponen dentro de sus carreras. Incluso, este ejercicio puede fortalecerse al destacar figuras de ejemplo y éxito dentro de las diversas áreas donde piensan desarrollarse.
“Es importante reconocer que, si una alumna estudia la universidad, también tiene la capacidad para hacer mil cosas más. Acercaría a las estudiantes a personas exitosas dentro de su profesión y propiciaría ejercicios como investigaciones sobre las mujeres que han abierto el camino para el resto de nosotras”, añadió Linda Nava.
Asimismo, la directiva destacó la importancia de “la observación propia” que las alumnas pueden hacer sobre sus esfuerzos pues, aunque quizás no sean las primeras en hacer lo que eligieron, sí pueden expandir el camino para las mujeres que siguen.
“Hace muchos años, las mujeres no estudiaban, no votaban y siempre estaban en casa. Sin embargo, siempre hubo una pionera, alguien que se atrevió a hacer las cosas diferentes. Así, aunque ellas no sean las primeras en sus profesiones, sí serán el hilo conductor que ‘jalará’ a muchas más. Hay que motivarlas para que no abandonen sus estudios sino que aprovechen sus habilidades y descubran así su verdadero potencial y vocación”, dice Nava.
Y es que, a lo largo de los siglos, hemos visto a mujeres que no solo han formado parte de sectores dominados por hombres, sino que sus historias han destacado, logrando avances sumamente importantes para la humanidad. Tal es el caso de Marie Curie, primera mujer ganadora del premio Nobel y pilar en el descubrimiento de la radiactividad.
Historias de este tipo hay muy diversas e importantes. En años recientes hemos podido conocer a mujeres que generan gran impacto en sus ámbitos. Por ejemplo, Rigoberta Menchú, defensora de los derechos humanos a nivel mundial, pero enfocada hacia las comunidades indígenas. También, desde este año, Kamala Harris ocupa la Vicepresidencia de los Estados Unidos, siendo la primera mujer en lograr ese cargo. Su ascendencia proviene de Asia (India) y el Caribe (Jamaica).
Con todo y que las historias de éxito de mujeres en diferentes ámbitos son cada vez más comunes hoy en día, es cierto que sigue existiendo un desequilibrio de oportunidades.
Una de las razones principales para que este desequilibrio permanezca es la falta de acceso e interés en la preparación en los sectores mejor pagados, como es el caso de las carreras relacionadas con las ciencias, la tecnología, las ingenierías y las matemáticas (conocidas por las siglas en inglés “STEM”), algo que genera bastante disparidad en los sueldos percibidos.
“Aunque las mujeres obtienen más títulos académicos que los hombres, ellos siguen ganando más. Uno de los factores que explica esto es la elección de sus profesiones: mientras los hombres dominan en campos de las ciencias y la tecnología, las mujeres se inclinan más por carreras relacionadas con educación, cuidados o servicios”, comentó Silvina Moschini, CEO y fundadora de SheWorks!
De igual manera, la directiva señaló la importancia de tener acceso a una formación escolar adecuada y enfocada en habilidades y competencias que permitan a las mujeres llegar a puestos directivos pues, dijo, eso supone también un beneficio para las compañías.
“Cuando ocupamos un puesto de liderazgo, la empresa en cuestión obtiene 16% más de ganancias que bajo la gestión de un CEO masculino”, dijo Moschini citando cifras de la firma Catalyst.
Este no es el único beneficio de la equidad de género en las oportunidades laborales. Al respecto, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) informó que podría lograrse un incremento sustancial en las economías mundiales. Por ejemplo, en nuestra región se podría alcanzar hasta un 4% de crecimiento para 2025. Pero, ¿qué acciones son necesarias para lograr esta paridad de género en el sector laboral?
Uno de los puntos importantes es el del acceso a la educación y formación para los empleos del presente y el futuro. Esto cobra mayor importancia debido a la constante transformación de la mayoría de las áreas productivas y la necesidad de competencias digitales.
Al respecto, Olga Orozco, experta internacional en Empresas Responsables y Sostenibles de la OIT, a través de un mensaje de la organización en su sitio de internet, había declarado que:
“La educación debe seguir después de la niñez y la adolescencia, pues las habilidades requeridas están cambiando constantemente por la revolución industrial 4.0, particularmente para mujeres que tradicionalmente han sido afectadas con menor tiempo de estudio. El acceso al mercado de trabajo se ve disminuido en 2% por cada hora de trabajo doméstico al día”.
Orozco añadió que es muy importante que las familias ofrezcan las mismas oportunidades de formación tanto para hombres como para mujeres. Esto, con el fin de crear ambientes y soluciones de acuerdo al concepto de equidad.
Artículo originalmente publicado en Generación Universitaria“Las mujeres no estamos tan representadas en los temas tecnológicos. Esto impide crear soluciones sensibles al género. Las familias deben asegurarse que hombres y mujeres tengan acceso a talleres y cursos de computación y otras actividades que los prepare. La tecnología y las industrias creativas son el futuro y las mujeres tenemos que liderar ese progreso”.