Para dar respuesta a la incertidumbre de un mundo cambiante, con crisis sociales y económicas, el mercado laboral ha sufrido una serie de modificaciones donde se empiezan a cuestionar ciertos paradigmas y formas de hacer las cosas. Por ejemplo, la necesidad de asistir a una oficina para mejorar su productividad o bien, que para triunfar en el mundo laboral tu formación debe ser solamente en una universidad.
Hoy nos cuestionamos cada vez más la brecha entre la educación superior, el perfil de egreso de las y los estudiantes, y las necesidades que las empresas presentan. Según la Encuesta de Empresas del Banco Mundial de 2019, el 24% de las empresas en el mundo declaró que una fuerza de trabajo con educación inadecuada es una limitación importante para su crecimiento. En América Latina y el Caribe, sin embargo, esta cifra se eleva al 32%, la más alta de todas las regiones.
Esta relación, empresa-universidad, no ha encontrado una fórmula que le permita a ambas avanzar de la mano. Son pocas las universidades e institutos los que realizan modificaciones periódicas a sus currículas y evolucionan constantemente su oferta educativa. Por otro lado, el mercado laboral exige cada vez, y de manera más rápida, talento digital, tecnológico y de programación que apoye una transformación económica acelerada en la región latinoamericana.
Los sistemas educativos y de formación para el trabajo no han sido capaces de dar respuesta rápida a la necesidad imperiosa de contar con talento digital para la nueva economía. Esta realidad se convirtió en terreno fértil para otras alternativas formativas, como los bootcamps. En este artículo te contamos qué son, cuáles son sus características y por qué son una mejor opción para la formación de talento tecnológico.
Los bootcamps, o escuelas de programación intensivas, surgieron en el mundo desde el 2011. Pueden definirse como escuelas que surgen al margen de los sistemas educativos, no están acreditadas por una autoridad educativa tradicional, no siguen un currículum fijo, y sus modelos de enseñanza son completamente diferentes a la enseñanza tradicional en el aula.
Como el BID señala, son, en esencia, programas disruptivos, no se amoldan a reglas predefinidas, son flexibles, innovadores, adaptables a las necesidades siempre cambiantes del sector tecnológico y productivo.
Las características de un bootcamp suelen ser las siguientes:
Según Ironhack, las principales diferencias entre un bootcamp y la educación tradicional suelen ser:
Algunos de los beneficios que ofrecen los bootcamps son su capacidad de acceso a educación técnica para muchas personas y responder rápidamente a la brecha de talento digital de la región.
En relación al acceso a la educación, Iván Jaramillo, investigador del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, asegura que la pandemia aceleró los cambios en las habilidades laborales que se están demandando el mercado. En ese sentido, se vuelve relevante revisar los cambios en el empleo, teniendo como foco la desigualdad de oportunidades.
En Latinoamérica, solo entre el 2% y 4% de la población joven concluye una formación en educación superior. Además, a nivel regional, menos del 43% de las escuelas primarias y menos del 62% de los colegios secundarios tienen acceso a internet con fines pedagógicos. Por esta razón, según Unesco, democratizar la educación es imperativo en los países de la región y el mundo, en especial la educación de habilidades digitales. Con una necesidad de 149 millones de nuevos empleos en el sector tecnológico para el 2025 (Banco Mundial), la formación en bootcamps se convierte en una alternativa viable para aquellas personas que, en situaciones regulares, no podrían recibir una educación universitaria tradicional.
Por otro lado, los bootcamps no solo son atractivos para las personas que buscan ingresar al mercado laboral rápidamente; también lo son para los empresarios que buscan colaboradores/as calificados.
Course Report señala que la mayoría de los y las graduadas de bootcamps encuentran trabajos full-time y un 79% de ellos señalaron que en sus nuevos empleos necesitan aplicar las habilidades técnicas aprendidas en los bootcamps. Asimismo, sólo en Estados Unidos, más del 70% de las empresas que han contratado talento de bootcamps están satisfechas con el desempeño del talento y están de acuerdo con que están a la par de un egresado universitario en ciencias de la computación. El 12% de esas empresas indica que tienen, inclusive, desempeños superiores. ¡Y el 99% afirma que planea seguir contratándolos!
Es necesario continuar con los esfuerzos para mejorar el nivel de educación de Latinoamérica, así como generar mejores oportunidades de trabajo. Sin embargo, los constantes cambios e incertidumbre demuestran que se necesitan políticas y estrategias diferentes, ahora y a largo plazo, para reducir la brecha de talento en la región.
Mariana Costa, CEO y Co-fundadora de Laboratoria, señala que “los bootcamps por sí solos no son la solución a todos nuestros problemas. De hecho, si no mantienen la calidad y pertinencia, nada les previene de sufrir el mismo destino que otras innovaciones educativas que no han cumplido su promesa. A lo largo de estos años, en Laboratoria hemos aprendido que más allá del tiempo y el formato, el reto hoy es preparar al talento de América Latina para un futuro laboral impredecible y cambiante, que demandará la construcción de nuevas habilidades todos los días. Para lograr esto, la pieza más importante es transformar nuestra cultura de aprendizaje para que no tenga principio y fin. Sea en bootcamps, universidades o empresas, debemos cultivar una práctica de aprendizaje continuo que nos permita adaptarnos a un mundo laboral donde el cambio es la constante”.