Todas las personas tenemos una historia que contar sobre quién nos lideró en algún momento de nuestra vida. Líderes que nos han abierto las puertas o con los cuales hayamos tenido dificultades para comunicarnos y sentirnos valorados. El impacto de estas experiencias en nuestras representaciones del mundo laboral y de nuestro propio crecimiento son cruciales. Estas figuras de liderazgo, la manera en la que interactúan con los demás, en la que enfrentan los problemas y en la que reconocen los logros, son diversas variables que impactan en nuestra cotidianidad y nuestras aspiraciones de trabajo y de vida.
En esta línea, las personas que ocupamos puestos de liderazgo no podemos dejar de sentir una responsabilidad importante de garantizar el bienestar de las personas y facilitar su crecimiento.
En este mes de conmemoración de las luchas históricas de las mujeres por conseguir la igualdad de derechos y condiciones, desde Laboratoria, queremos hablarles a las y los líderes de organizaciones e invitarles a cuestionarse: ¿Qué he hecho yo para asegurarme de que las mujeres a las que lidero o he liderado se hayan sentido valoradas y hayan tenido las herramientas y/o el espacio necesario para crecer?
Hoy sabemos que existe una diferencia en la inserción de género en el mundo laboral. En Latinoamérica, el 76% de los hombres están en la fuerza laboral, pero solo el 52% de las mujeres lo está según datos de la ONU del 2020. Cuando las mujeres sí trabajan en el mercado formal, existen disparidades salariales importantes y falta de representación femenina en puestos de liderazgo. Al reconocer esta realidad desde nuestros roles de liderazgo, nos abrimos a la posibilidad de detonar profundas reflexiones que permitirán una contribución real a la construcción de organizaciones y sociedades más inclusivas.
Para lograrlo, lo primero es entender que asegurar la inclusión a través del liderazgo no se limita a incrementar la proporción de mujeres o cualquier otro tipo de diversidad en un equipo, es un proceso con alcances mayores a la representación. La inclusión implica lograr que cada una de las personas se sienta respetada y valorada por lo que es en la organización. La inclusión es lo que libera el poder de la diversidad asegurando que diferentes perspectivas sean tomadas en cuenta. Se trabaja desde las más pequeñas interacciones hasta la forma en la que tomamos decisiones estratégicas para el futuro de la organización.
En este artículo, te quiero compartir 6 prácticas, que a lo largo de nuestras lecturas y experiencias en Laboratoria, hemos adoptado y que son claves para convertirnos en líderes más inclusivos:
Pregúntate ¿qué es lo que traigo al equipo? ¿Qué es lo que me hace único/a? ¿Cuáles han sido mis vivencias y experiencias? ¿Quién soy y quién no quiero ser? Estas son algunas de las preguntas que son importantes hacerse y que te ayudarán a comprender la importancia de ser una persona genuina y auténtica en tu organización. Además, te hará más consciente de las cosas que no traes y de los perfiles que te complementarán y te ayudarán a tener perspectivas distintas.
Tómate el tiempo de conocer a cada una de las personas de tu equipo a un nivel más personal (sin ser invasivo/a). Te ayudará a generar empatía, comprenderlas de manera más profunda, conocer sus fortalezas y entender los obstáculos y barreras que están viviendo a un nivel más individual. Podrás acompañarles mejor en el logro de sus metas y en desarrollar una carrera en la organización. Los espacios semanales 1:1 son una buena forma de conocerse a un nivel más personal.
Los sesgos inconscientes están en todas las personas. Son atajos mentales que nos permiten sobre-simplificar una información a través de las imágenes o visiones estereotipadas que fuimos aprendiendo a lo largo de nuestra vida. Están basados en prejuicios e ideas, y por eso muchas veces nos hacen perder la objetividad.
Dado que nadie está libre de caer en estas trampas, es tarea de las y los líderes combatirlas a nivel personal y organizacional. Combatirlos requiere ser humilde, desaprender muchos conceptos y reaprender continuamente. Significa aceptar nuestros errores, tener consciencia de nuestros puntos ciegos y de los del sistema, saber mostrarse vulnerables, y cuestionar constantemente el status quo para asegurar que todas las personas tengan una oportunidad.
Encarna y promueve el trabajo colaborativo en todas tus interacciones. Al reconocer tus propias limitaciones y puntos sesgos, habla menos y escucha más. Tu rol está en dar el contexto necesario para que las personas puedan presentar sus ideas, expresar sus puntos de vista y proponer soluciones. Esto te permitirá co-construir las mejores soluciones. Haz muchas preguntas, escucha e impulsa a las personas a desarrollar su pensamiento e ideas y documéntalo para darle el mejor seguimiento posible. Busca generar espacios 1:1 donde se construye la confianza necesaria contigo y diseña los espacios grupales en función de las necesidades del equipo.
Cada vez que identifiques una buena práctica en torno a la creación de una cultura de inclusión en tu organización – ej: creación de redes de apoyo entre mujeres, iniciativas de desarrollo de habilidades de liderazgo, etc. - reconoce a los colaboradores que las encabezaron y les dieron vida.
Muestra que eres sensible a que cada una de las personas es parte de este cambio. Y así como debes reconocer constantemente comportamientos que sumen a este camino de transformación, es determinante que no permitas comportamientos que vayan contra las reglas organizacionales en cuanto a la inclusión de talento. No dejes pasar ningún comportamiento discriminatorio, por ejemplo.
Identifica a aquellas colaboradoras que han tenido éxito en sus roles, que han crecido, que son líderes exitosas y modelos a seguir. Proponles compartir más de sus historias. Estos testimonios harán que muchas otras personas en la organización se identifiquen y puedan creer más en su propio potencial.
Como líderes, nuestra forma de interactuar con cada una de las personas será nuestra contribución a construir organizaciones más inclusivas y trascender en las vidas de las personas. Se trata de un proceso de mejora continua y lo más importante es no temerle a preguntar a cada una de las personas que tan valorada se siente enel equipo y lo que necesita para crecer y lograr sus metas en la organización. Recordemos que ¡el feedback es un regalo!